Vivimos en un mundo totalmente imperfecto, ¿cómo es posible que busquemos entonces la perfección por todos lados? Queremos la familia perfecta, los amigos perfectos, la vida perfecta... y nada más y nada menos que la pareja perfecta, tal vez lo más difícil de encontrar...
El destino no existe. Es lo que yo creo. Todos y cada uno de los caminos por los que nos ha llevado la vida son resultado de nuestros actos y decisiones. Y lo mismo ocurre con el amor. Eso de que "ya llegará" alguien que es para nosotros y que los astros y los dioses y demás divinidades a las que nos encomendamos han separado exclusivamente para nosotros, no puede ser más que pura charlatanería de alguien que tuvo demasiado, demasiado, tiempo de ocio.
Y eso de que "si no funcionó es porque no era para ti", también es una etiqueta que ha sido creada para levantarnos el ánimo sobre algo que no pudimos hacer bien (sin querer ofender a nadie)
Y es que para que estas cosas funcionen hay que poner 50% de amor y 50% de razón (algo parecido a la teoría de La llama doble de Octavio Paz). Dos personas juntas, son dos mundos totalmente diferentes que se unen, y esto, no hay que tratarlo de otra manera que con paciencia, amor y racionalismo, porque nadie ha dicho que sea tarea fácil.
Hay personas que se han dedicado a estudiar sobre estos temas y he podido rescatar algunas cosas interesantes. El principal motivo causante de las rupturas de pareja es, para sorpresa de nadie, la infidelidad; falta que ha sido cometida por el 90% de los hombres y 60% de las mujeres alguna vez en sus vidas, y esa última cifra, aunque dejará mal parado a mi género, me atrevo a decir que va en aumento.
Pero bueno, volviendo al tema ¿a qué se debe esta falta recurrente y tan común? Pues nada más y nada menos que a la inmadurez emocional de alguna de las partes, o a su falta de autoestima (un pequeño porcentaje alude al instinto innato del ser humano a ser mujeriego u "hombreriega"), pero de hecho, más que ser un problema de emociones, es racional.
Y doy este ejemplo solo por ser el más común, pero si nos ponemos a pensar en todas las demás causas de los rompimientos, como "No somos compatibles", "me aburrí", "necesitaba otra cosa", "se acabó el amor", y un largo etcétera; en primer lugar terminaremos enraizados al suelo, pero luego nos daremos cuenta que todo tiene una explicación lógica y, una vez más, racional.
Así que no pensemos que en algún raro azar del destino hemos de encontrarnos en medio de una tormenta con nuestra media naranja, que sea soltero, heterosexual, guapo, inteligente, y que haya tenido tantas decepciones amorosas que ya este listo para encontrarse conmigo (el amor de su vida), formar una familia y ser felices por siempre... porque eso nunca va a pasar. Lo que podemos hacer, más bien, es evaluar qué tan buena es la persona que tenemos al lado (o la que nos gusta) siempre pensando más con la cabeza que con el corazón, claro, y, si pasa la prueba, pues dedicarnos a cuidar y hacer que el amor florezca de la mejor manera y como lo indican los especialistas. Para muestra un botón.
1. Fijarse objetivos de acuerdo al grado de relación que tengamos, así como el límite al que creemos podemos llegar con aquella persona.
2. Reconocer que vamos a tener siempre situaciones difíciles, y que ello amerita tener un comportamiento especial para estos casos, el que sea más adecuado para estar a la altura. El resolver problemas hace que las personas se aprecien más y se mantengan unidas.
3. La comunicación como base. Un gran error de muchas personas es callarse lo que les molesta o no decirlo en el momento adecuado (conozco personas que deberían escuchar esto, me incluyo), no me refiero a crear conflictos al rededor de estos temas, sino fomentar el diálogo y darle la solución que merezca.
4. La confianza, todos sabemos que es uno de los requisitos principales para cualquier tipo de relación, pero también el más difícil de cumplir. Si una persona vale la pena (y eso lo sabremos conociéndola a fondo) no tengamos miedo de confiar.
5. Adiós exceso de orgullo. Tener una pizca de orgullo está bien, tampoco vamos a quedarnos sin dignidad, ¿no? Pero muchas veces ese "no dar nuestro brazo a torcer" es la Sal de Andrews que efervece en nuestras múltiples discuciones y, aunque lo sabemos, no queremos rendirnos.
Estas son algunas de las cosas que, pensando, pueden hacer que nuestras relaciones vayan mejor. Olvídense de los cuentos de hadas y el amor al estilo medieval, solo hay una manera de hacer que todo esto funcione, una parte de emoción, una parte de razón y la sustancia x, que es nuestra personalidad.
Más en el siguiente post ;D